El gimnasio se conviertíó en un colorido bosque lleno de "obstáculos" que debíamos "sortear" para alimentar a unos hambrientos oseznos.
Aquí están esperando ansiosos su comida.
La comida estaba por todas partes (son esas pelotas pequeñitas que se ven en algunas fotos) y la iban cogiendo según iban superando pruebas.
Elián, que hoy era el maquinista, fue el primero en llegar con la comida.
Como veis, a lo largo del recorrido tenían que ir haciendo desplazamientos de todo tipo: arrastrándose, saltando a pies juntos, haciendo la croqueta, esquivando obstáculos en zig zag...
Después pudieron disfrutar de unos minutos de juego libre con los materiales utilizados.
¡QUÉ DIVERTIDA SESIÓN DE PSICO!
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